Detienen a Rahmanullah Lakanwal, migrante afgano y excolaborador de la CIA, sospechoso del tiroteo cerca de la Casa Blanca
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Las autoridades evalúan cargos por terrorismo, con posibilidades de cadena perpetua o pena de muerte si los soldados de la Guardia Nacional fallecen.

Un refugiado afgano de 29 años, identificado como Rahmanullah Lakanwal, fue detenido tras disparar y herir de gravedad a dos soldados de la Guardia Nacional en el centro de Washington D. C. El ataque ocurrió la tarde del miércoles 26 de noviembre, víspera de Acción de Gracias, en una zona transitada cercana a la Casa Blanca. Según la Policía y el FBI, el sospechoso actuó solo y viajó más de 4.500 kilómetros desde el estado de Washington con la intención de cometer el ataque.
Lakanwal, que vivía en Bellingham con su esposa y sus cinco hijos, condujo durante 42 horas hasta la capital estadounidense portando un revólver calibre .357. Las autoridades han presentado cargos por posesión de arma de fuego y tres acusaciones de agresión con intención de matar mientras estaba armado. Además, el caso ya se investiga como un posible acto de terrorismo.

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El ataque cerca de la Casa Blanca
El tiroteo se registró alrededor de las 14:15 horas en la calle 17 con la calle I, un punto concurrido por turistas y empleados federales dada su cercanía con la Casa Blanca. De acuerdo con el relato oficial, Lakanwal abrió fuego sin previo aviso contra un grupo de miembros de la Guardia Nacional desplegados como parte de la operación ordenada por el presidente Donald Trump para enfrentar lo que denomina la “emergencia criminal” en la capital.
Un soldado cayó al recibir el primer impacto, momento en el cual el atacante intentó dispararle nuevamente a corta distancia. Luego hirió a un segundo guardia antes de ser detenido tras un intercambio de disparos con otros efectivos. Los heridos fueron identificados como Sarah Beckstrom, de 20 años, y Andrew Wolfe, de 24; ambos permanecen en estado crítico.
Un excolaborador de la CIA con antecedentes militares
Nacido en la provincia afgana de Khost, Lakanwal trabajó como guardia de seguridad antes de unirse al ejército afgano. Poco después, fue reclutado por la CIA para operaciones contra los talibanes en Kandahar, según confirmaron autoridades estadounidenses. Medios locales reportan que sirvió en las llamadas Unidades Cero, grupos paramilitares controlados por la CIA y señalados por organizaciones de derechos humanos por métodos violentos y ejecuciones extrajudiciales.
Tras la retirada estadounidense de Afganistán en 2021, Lakanwal llegó a Estados Unidos bajo la Operación de Bienvenida a los Aliados, un programa humanitario con el que el Gobierno de Joe Biden trasladó a unos 76.000 afganos que habían colaborado con tropas estadounidenses. Casi un millar fue reubicado en el condado de Whatcom, donde él finalmente se estableció.
Un amigo de la infancia aseguró a la prensa que el sospechoso padecía problemas de salud mental y que estaba traumatizado por las operaciones militares en las que participó. También describió que consumía marihuana con frecuencia y que mostraba inestabilidad emocional.
Departamento de Justicia evalúa acusar a Lakanwal por terrorismo
La fiscal general Pam Bondi adelantó que el Departamento de Justicia evalúa imputar delitos de terrorismo, lo que podría llevar a Lakanwal a enfrentar cadena perpetua. Señaló que, si alguno de los soldados fallece, solicitarán la pena de muerte.
El FBI ha incautado dispositivos electrónicos y está registrando varias ubicaciones tanto en Washington D. C. como en la Costa Oeste. El director de la agencia, Kash Patel, indicó que la investigación sigue abierta y que aún no se han determinado los motivos del ataque.
¿Qué dijo Donald Trump sobre el ataque cerca a la Casa Blanca?
El presidente Donald Trump compareció la noche del miércoles para responsabilizar a su antecesor, Joe Biden, por permitir la entrada de refugiados afganos y prometió revisar cada caso de quienes ingresaron tras la retirada de Kabul. En Truth Social calificó al atacante como un “animal” y aseguró que “pagará un precio muy alto”.
Como respuesta inmediata, la Casa Blanca ordenó el despliegue adicional de 500 miembros de la Guardia Nacional en la capital, sumándose a los 2.300 efectivos ya presentes desde agosto por orden ejecutiva. Este despliegue ha generado polémica por la falta de jurisdicción de los soldados en áreas civiles y por las críticas de autoridades locales, incluida la alcaldesa Muriel Bowser, quien sostiene que los uniformados deberían estar en casa, no patrullando la ciudad.
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